CAPACITACIONES

Marisa Herrera: “Si no tenemos una mirada profunda y que atienda a la complejidad de las familias, vamos a seguir siempre en el mismo lugar”

En la tarde del pasado martes, y frente a un auditorio de más de 250 personas, la Dra. Marisa Herrera -Doctora en Derecho por la UBA, Especialista en Derecho de Familia y Abogada- presentó un interesante repaso acerca de cuáles son los desafíos que, en torno al Derecho de Familia, se presentan en la redacción del nuevo Código Procesal Civil. La conferencia se tituló “Perspectiva contemporánea de los procesos de Familia”, y contó con la participación de la Dra. Claudia Sbdar -Vocal de la Corte Suprema de Justicia-. La relación entre el derecho procesal, el derecho de fondo y los procesos administrativos, la perspectiva de Derechos Humanos, la escucha a los menores, las distintas formas de familia y los desafíos que se presentan ante la pluralidad de miradas de jueces y abogados fueron algunas de las temáticas que se desarrollaron a lo largo de dos horas de una exposición que intercaló conceptos teóricos con las prácticas que habitualmente suceden en los juzgados.

En el inicio de la jornada, Sbdar reflexionó acerca de la importancia de que el nuevo Código Procesal Civil pueda hacerse cargo de las necesidades reales de quienes consumen Justicia. Destacó que, con esta idea de abordar las problemáticas que llegan a la Justicia de manera profunda, la Corte Suprema ha trabajado el tránsito hacia la oralidad civil como un proceso complejo, en el que se han involucrado distintas miradas y disciplinas. “No se trata simplemente de suplantar un código por otro”, enfatizó. En ese contexto, resaltó que las numerosas capacitaciones que se han brindado desde la Corte a lo largo de este año forma parte de este pasaje reflexivo hacia el nuevo Código.

En el inicio de su exposición, Herrera planteó que un cambio de legislación siempre coloca a la Justicia frente a nuevas disyuntivas. Explicó que, precisamente, quienes participaron del proceso de redacción del Código han debido revisar ciertas prácticas y ponerlas en tensión, con el fin de que aquello que se vive día a día a en los juzgados pueda estar contemplado en la nueva legislación. A partir de allí, ordenó su discurso planteando cuáles son algunas de las tensiones discutidas y analizadas.

En primer lugar, destacó que uno de los grandes desafíos fue trabajar para que las relaciones entre el derecho procesal, el de fondo y las cuestiones administrativas puedan ser más fluidas. “Si se piensa que cambiando las leyes se van a modificar las prácticas, estamos equivocados -señaló-, porque muchas veces los sistemas no terminan de aceitarse entre lo administrativo y lo judicial”. En este aspecto formal, también señaló que quienes se enfrentan a la redacción de un nuevo código deben tener conocimiento de lo ya legislado, para avanzar y no caer en discusiones sobre cuestiones que ya han sido estipuladas.

Por otro lado, Herrera destacó la necesidad de que la perspectiva de Derechos Humanos esté presente en el Derecho de Familia. Vinculó esta mirada con la inclusión de los principios esenciales que deben estar en el Código; entre ellos, el de la inmediación. Herrera entiende que es en las situaciones cotidianas donde emergen los principales desafíos, y que por ello se requiere atender al principio de inmediación para que la Justicia de Familia sea efectiva. “Necesitamos escuchar más a los niños, niñas y adolescentes, porque son otros tiempos y ellos tienen nuevas miradas”, especificó. Dijo la Justicia enfrenta allí numerosas tensiones, porque los jueces tienen distintas formas de escucha, y que el concepto de familia tampoco es igual para todos. “A veces, lo que es familia para unos no lo es para otros -explicó-, y de allí la importancia de que los jueces puedan realmente involucrarse en cada problemática”.

Apelando al análisis de cuestiones particulares en distintos casos, Herrera fue planteando otros de los desafíos que considera trascendentes. Entre otros, destacó que el nuevo Código debe colaborar en la prevención “para atravesar la vida de las personas evitando el daño”, incluir protocolos de buenas prácticas para el tratamiento con los niños y prestar especial atención ante las problemáticas de salud mental.

Finalmente, la especialista sintetizó la perspectiva inspiradora que debe estar presente en el nuevo Código: “Ante cada sentencia, debemos preguntarnos si la gente va a estar mejor o peor. Si no tenemos una mirada profunda y que atienda a la complejidad de las familias, vamos a seguir siempre en el mismo lugar”.

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